La noche de aquel martes se reflejó en mis ojos cuando abrí la ventana de aquella cálida habitación.
Las sábanas empapadas con nuestro sudor se quedaron al borde de los pies de la cama.
Cuando elevé mis brazos para anudar mi pelo en un moño, tú escrutaste cada una de las curvas de mi silueta.
Adoro que me observes en la penumbra, cuando la luz de la luna es la única que da textura a nuestras formas.
Apoyada contra el marco de la ventana me giró hacia la habitación y observo tu silueta sobre el colchón.
Tu espléndido cuerpo, perfecto y armonioso.
Te hiciste el dormido, pero sabía que no lo estabas. Sabía que cualquier pequeña insinuación haría que te acercaras a mí y me hicieras sentir el placer que hacía apenas una hora acabas de darme.
La fresca brisa nocturna de un caluroso agosto me impedía apartarme de la ventana.
Recorrí el contorno de mis senos. Sonreíste entre las sombras.
Rocé mis pezones y los acaricié.
Te erguiste sobre la cama y me observaste expectante.
Me mordí el labio al mismo tiempo que dejé que observaras como acariciaba mi cuerpo. Mi deseo aumentó. Quería más caricias, pero quería las tuyas.
Tu expresión me pedía que me echara sobre la cama junto a ti, pero eso no iba a suceder.
Yo quería hacerlo bajo el cielo, en aquella ventana, junto a la fresca brisa. Y tú no ibas a hacerme cambiar de idea.
Te acercaste ante la señal de un dedo índice que moví hacia mí, que moví indicándote que vinieras a donde yo estaba.
Tu cuerpo se pegó al mío en el momento en que apoyaste tus brazos sobre el marco de la ventana y tu boca se quedó a un centímetro de la mía.
Eras mío, eras mi placer en aquella noche de calor, en ese efímero verano.
Eras todo lo que quería para hacer cosas sensuales, traviesas, fuera de contexto.
Tus labios colisionaron contra los míos.
Tu lengua jugó dentro de mi boca.
Tu cuerpo se pegó al mío.
Volvimos a sudar,
volvimos a excitarnos,
volvimos a desearnos…
Estuviste dentro de mí, fuera y dentro otra vez.
Besaste mi boca,
besaste mis senos,
besaste todo mi cuerpo.
Me arrodillé ante tu poder y te di el placer que deseaba darte.
Danzamos para la luna en aquella calurosa habitación, aquella dulce noche de verano tras la que nunca más te volví a ver…
…
Fuente de Imagen: Today
Hermoso sin nada de desperdicios!
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Muchísimas gracias Sandra!
Da gusto leer comentarios tan bonitos 😀😀😘
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________________💝💖💞
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me encanto, la manera tan sensual y apasionada con la que escribiste cada oración. Felicidades!
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¡Muchísimas gracias Sabrina! Da gusto leer comentarios tan bonitos y que animan a continuar subiendo relatos 😊😊
Un saludo
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