Las sirenas rara vez salían del mar y mucho menos se arriesgaban a adentrarse en la tierra…
Sin embargo, cuando su curiosidad era mayor que la consciencia del peligro, podían suceder desastres.
Alana era una joven sirena que se alejó demasiado del profundo océano y, guiada por su afán por descubrir nuevos lugares, se vio expuesta a un humano.
Las olas la ayudaron a entrar en la playa; arrastrada por ellas se tumbó sobre la manta de conchas y piedras rotas en un segmento de playa oculto.
Se sentó sobre la arena y admiró el bello paisaje que había a su alrededor.
Tenía poco tiempo antes de que su cuerpo le implorase volver al medio acuoso.
Recogería unas cuantas conchas rotas y se marcharía; pero las nubes, el sol, el sonido de las olas y la fina brisa la hechizaron.
Estaba tan maravillada con el paisaje que no advirtió que alguien se acercaba.
Agarró unos trozos de conchas y las admiró sobre sus manos.
Sin embargo, observó sobre ella una sombra y se sobresaltó.
Cuando giró la vista vio a un hombre con el cabello recogido y barba espesa que se arrodilló frente a ella observándola incrédulo.
Alana pensó en la posibilidad de huir, pero no podría hacerlo con rapidez por lo que no se movió.
Además aquel hombre ejercía una atracción sobre ella que nunca había experimentado y no parecía que fuera a herirla.
– ¿Quién es usted? – Inquirió.
Pero Alana no dijo nada; únicamente se centró en el increíble torrente de emociones, causado por aquella voz, que se abrió paso desde su pecho al resto de su cuerpo.
– ¿Entiende mi idioma?
Ella afirmó lentamente con la cabeza, todavía con el pecho chispeante, y el desconocido caballero le dedicó una sonrisa.
La puesta de sol los iluminó en aquella escondida playa; uno frente al otro, dos especies se descubrieron bajo el manto de conchas y rocas rotas…
…
Ubicación: Praia dos Frades -Baiona-
Qué bonito! ❤🌻
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡¡¡Muchas gracias Sara!!! 😀😉
Me gustaMe gusta
que bonito y emocionante!
Me gustaLe gusta a 2 personas
😊😊 ¡Mil Gracias! 😊
Me gustaMe gusta