Todo cambió una noche de septiembre en la que nos quedamos solos en casa Rubén y yo. Abrí una botella de tequila, aburrida ya de su actitud conmigo, y me senté junto a él.

– ¿Jugamos?

– Disculpa.- Contestó sorprendido.

– Tenemos un dado.- Le enseñé.- Dependiendo de cada número hay que hacer algo diferente, por ejemplo; si sale uno bebes tu siempre, si sale dos bebo yo…

Me sorprendió que aceptara la invitación y le comenté cómo podíamos jugar con el dado, aunque me inventé alguna que otra regla; como la de hacer preguntas personales si salía el número cinco.

Y finalmente Rubén fue una persona más cercana y confiada que, sorprendentemente, se reía conmigo y hablaba más de lo normal.

– Vale pregunta.- Cogí el móvil y busqué algo en internet.- La verdad y toda la verdad.- Continué diciendo entre risas cuando encontré algo que me pareció curioso y quizás gracioso.- ¿Qué harías hoy si supieras que no puede salir mal?

Rubén se quedó pensativo, estaba segura de que no contaba con aquello. Le observé durante unos minutos esperando una buena respuesta pero no hablaba, “¿Cuánto ha bebido?” Giré la vista hacia la botella de tequila.

Cuando le volví a mirar ya no estaba perdido en sus pensamientos, me observaba fijamente en silencio.

– Te besaría.- Dijo de pronto.

Me quedé en blanco. Esperaba una buena respuesta pero no esa. No supe como procesar aquella información y con ambos en silencio el ambiente se enrareció.

– Pero no me mires así.- Rubén cortó el silencio.

– Perdona.- Contesté aterrizando en aquel salón.- Es que me ha pillado por sorpresa.

¿Realmente me había preguntado eso? Bajó la cabeza y sentí que perdería mi oportunidad, pero no podía hacerlo. Dos ideas dispares tiraban de mí en direcciones opuestas. Le imaginé fugazmente besándome y mi pecho se vio invadido de un enorme cosquilleo. Él volvió a mirarme y preguntó:

– Y que dices, ¿querrías que las cosas no salieran mal?

Ahí estaba, la oportunidad otra vez, no estaba perdida. Mi corazón se aceleró.

– Me encantaría que no salieran mal.- Contesté impidiendo que el ambiente se llenara de más imágenes que la de él y mía juntos.

Acercó su mano a mi mejilla y aproximó sus labios a los míos. Y durante unos segundos sentí la calidez de su beso.

Los separó de mí pero no se alejó, y nos miramos desde una distancia demasiado cercana como para resistirme a besarle.

Le besé y me rodeó con sus brazos. La persona de la que me había enamorado me estaba correspondiendo.

No quería que acabara, pero tras unos minutos – o segundos quizás – que a mí me parecieron fugaces, nos separamos y nos miramos en silencio.

Sin embargo aquel momento no duró mucho pues la puerta se abrió y yo me alejé de él.

Los chicos entraron y no pasaron por el salón excepto Fran.

– ¿Qué hacéis? – Nos preguntó mientras observaba la botella de alcohol.

– Estábamos brindando.- Contesté riendo y recogiendo las cosas.

– ¿Con una botella de tequila?

– No había champán.- Añadió Rubén y ambos deseamos que no lo hubiera dicho ya que la mirada de Fran fue muy fría.

Apoyé mi mano sobre su hombro y me acompañó a la cocina.

– Disculpa, no debí haber bebido con él.- Rompí el silencio después de guardar la botella.

– Hombre pues espero que entiendas que, desde mi punto de vista es extraño llegar a casa y encontrarme a mi novia bebiendo con uno de mis amigos.

– Lo siento.- Musité, a la vez que pensaba en que lo peor de todo aquello era lo que había sucedido y que le estábamos escondiendo.

Fran salió de la cocina y yo me quedé allí quieta, sintiendo todavía el pequeño cosquilleo que me quedaba del beso que nos habíamos dado Rubén y yo…

…

¿Qué harías hoy? [Cara A]

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Fuente Imágenes: Tumblr

Inspirada gracias a la melodía: Ariana Grande – Bad Decisions

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